Vivir. Para unos, una palabra más en un mundo de incompresión; para otros, un modo de seguir su camino. Otros lo ven como un sueño o una ilusión. Otros quizás como algo que nunca podrán volver a tener.
Morir. Para unos, el horror y para otros, la felicidad. Unos lo evitan y otros lo buscan.
Pero, ¿qué opción es la mejor? Ambas tienen sus pros y sus contras, sus momentos de sufrimiento y sus momentos de felicidad.
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